La sesión solemne en honor al nacimiento del club precursor del automovilismo en Imbabura se desarrolló en la ciudad de Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, la noche del 3 de junio de 2023.
El evento contó con la presencia de socios del CATI, autoridades locales y representantes de diferentes instituciones, quienes además fueron testigos de la inauguración de la nueva sede administrativa y social del club, ubicada en las calles Oviedo 4-79 y Rocafuerte.
Aquí es donde precisamente se ubica el auditorio que fue bautizado con el nombre de Fernando Madera Erazo, donde además se develó un mural con fotografías que cuentan la historia institucional y del automovilismo en Imbabura, que prácticamente va de la mano de la trayectoria del CATI.
“Con la finalidad de perpetuar el nombre de Fernando Madera y también perpetuar en nuestra memoria la vida de Yahuarcocha y el CATI, develamos estos dos hitos en esta nueva casa”, dijo Patricio Vaca, presidente del CATI.
Nacimiento del autódromo
La sesión solemne estuvo cargada de emotividad por parte de quienes tomaron la palabra dentro de los discursos programados en el orden del día, donde sobresalió la historia del CATI, de Yahuarcocha, y la trayectoria de Fernando Madera.
El primero en tomar la palabra fue Patricio Vaca, quien se encargó de dar la bienvenida a los asistentes, donde relató parte de la historia del CATI y del automovilismo, resaltando la influencia que ha tenido el club en el desarrollo de este deporte a nivel local, nacional e internacional.
“Un 4 de junio, hace 62 años, un grupo de locos visionarios se atrevieron a cristalizar uno de sus sueños, que fue crear el Club de Turismo y Automovilismo de Imbabura (CATI), con una idea preconcebida que tenía que plasmarse varios años después: construir el autódromo de Yahuarcocha, situado en una ciudad eminentemente automovilística”, relató.
Vaca recordó que, entrando a los años 60, aproximadamente, se pensó en construir un autódromo, gracias a la iniciativa de casi 50 personas que en ese entonces se unieron para conformar el CATI, quienes tenían el entusiasmo por las competencias que en ese entonces se desarrollaban tanto en ruta como en circuito.
“El circuito era la avenida Mariano Acosta, desde el Obelisco hasta El Ejido de Ibarra, con el público que prácticamente topaba los vehículos a su paso”, comentó
Dentro de su reseña, mencionó que con cerca de 800 sucres de fondos recaudados se inició la construcción de una autopista, a lo que calificó como “una locura, un sueño, una ilusión que, quien creyera, nueve años después se hizo realidad, con el apoyo de las mingas de los ibarreños, con el apoyo de las casas comerciales, de empresarios, de empresas e instituciones. Y en la recta final, del Gobierno Nacional”, para dar vida a lo que hoy es el autódromo internacional de Yahuarcocha.
Además, recordó los inicios de Fernando Madera Erazo en las competencias de Yahuarcocha, quien desde que nació el autódromo dominó su asfalto. “En 1970, otro loco, joven, muy joven, que normalmente hacía ruido con una motocicleta que venía desde Caranqui a Santo Domingo, a quien decíamos ahí viene el loco, que era Fernando Madera, fue quien ganó la preinauguración de Yahuarcocha, en un vehículo prestado, en un Dodge con el número 17, el mismo número que don Lucho Silva Buitrón utilizaba en las competencias antes de que exista el autódromo”.
“Poco tiempo después, en un Reliant, volvió a ganar, pero ya en la inauguración oficial del autódromo. Y de ahí, Fernando se convirtió en el ídolo de Ibarra, de Imbabura, por sus ejecutorias, por esa locura puesta en un volante, en un vehículo que luego ya no fue ni un Dodge ni un Reliant, sino que fue un Porsche, prototipo, pura sangre, con el que no había quién le pare en Yahuarcocha. Y luego fue en un BMW 1.600 centímetros cúbicos que ganó la Vuelta a la República en 1972 y los Caminos del Inca en Perú”, explicó Vaca.
Luego subió al atril Hugo Hernández, socio del CATI y amigo de Fernando Madera, quien fue el encargado de proyectar y resaltar a detalle la biografía del piloto imbabureño, desde su nacimiento en Ibarra en 1941.
“En la década de los años 60, Fernando dio un paso a su afición por el automovilismo. Guardaba en su memoria las carreras automovilísticas de ruta y ya tenía a sus ídolos como Juan y Oscar Gálvez. Quería ser uno como el guayaquileño Salomón Dumani o el ibarreño Lutzirba Petron, los campeones de los años 40 y 50, respectivamente”, relató.
“En 1972 Fernando Madera se impuso en todas las carreras en las que participó, incluida la Vuelta a Yahuarcocha. Y se coronó campeón nacional. En Perú logró la victoria del rally Caminos del Inca. En 1974 adquirió un Porsche SCR en Alemania y participó en 1975 en las 24 Horas de Le Mans (Francia), junto a Guillermo Ortega y Fausto Merello. En 1977 decidió retirarse temporalmente del automovilismo”, agregó.
Acto seguido, Fernando Madera Erazo se dirigió a los asistentes, refiriendo que es un “honor inmenso y una satisfacción enorme” que el directorio del CATI haya decidido ponerle su nombre al auditorio principal de su nueva sede, proyecto del que fue precursor en su presidencia del CATI.
“Pertenezco al CATI desde su fundación hasta la presente fecha. Nunca dejaré de querer y entregar todo lo que de mi dependa al engrandecimiento de este club. También quiero agradecer al directorio que me acompañó cuando tuve la idea de adquirir esta casona, prácticamente que estaba en destrucción, en el centro de la ciudad, para remodelarla y ponerla a la altura que el CATI se merece”, dijo.
“El Club de Automovilismo y Turismo de Imbabura es, sin lugar a dudas, el club deportivo y social más importante de la ciudad, y no solo de la ciudad, sino del país”, finalizó. DIARIO LA HORA