LOS JINETES DEL APOCALIPSIS ESTÁN AQUÍ Y AHORA

Opinion

DR. ALAN CATHEY DÁVALOS
REVISTA SEMANAL de Diario La Hora

EL HAMBRE
El segundo jinete: el hambre, tiene también la vía ex¬pedita. A las dramáticas sequías del África Oriental, con las perspectivas de grandes hambrunas en So¬malia, en Sudán y en Etiopía, Tigray y Eritrea, don¬de la guerra, el tercer jinete, se confabula para agra¬var los efectos de la naturaleza, se unen los terribles efectos de inundaciones y tifones cada vez más po¬tentes, inequívocos signos del cambio climático, que han golpeado duramente al Sudeste asiático, con de¬vastadores efectos, en Filipinas y otros países de la región.
Haití en el Caribe se halla sumido en una espiral descendente en su provisión de alimentos, con cer¬ca de la mitad de su población en situación de gra¬ve riesgo, y con un millón de personas en situación catastrófica, es decir, que para su supervivencia re-querirán masiva ayuda internacional. Caso similar enfrenta Yemen, por el conflicto que lleva ya años en curso, y Siria, en parte por sequías, además de la guerra civil que la af ecta desde hace 10 años . de Guatemala y Honduras en Cen¬troamérica, por los huracanes que las azotaron, des¬truyendo grandes extensiones de sembríos e infraes¬tructuras agrícolas, ponen en condición catastrófica a medio millón de personas en cada uno de estos países. La situación en Venezuela, por el desastre económico en que el régimen ha sumido al país, con niveles inflacionarios inéditos, unidos a una polí¬tica absurda de control de precios de los productos agrícolas, que hace inviable el proceso productivo, tampoco tiene visos de mejora, promoviendo la mi¬gración masiva de personas, para que sean otros los que se ocupen del estrepitoso fracaso del modelo im¬puesto, ahogado por sus propias contradicciones y por unos niveles de corrupción estratosféricos, en un país repartido entre pandillas, cada una con su territorio, sea físico o funcional, claramente defini¬do para s u beneficio.
Pocos países del mundo han sido tan concienzuda¬mente saqueados por sus propios líderes, como esa Venezuela, a la que vendieron el mamotreto del So¬cialismo del siglo XXI, como solución a sus proble¬mas. No deja de llamar la atención la persistencia en la región por intentar, una y otra vez, las mismas recetas fracasadas del socialismo utópico, ahora re¬encauchado, como dogma, por los populismos regio¬nales.
LA GUERRA
El impacto del conflicto ruso ucraniano que arran¬có con la agresión rusa de febrero pasado, ha sido muy severo en el rubro de los alimentos, ante la caí¬da de la producción y de las exportaciones de trigo y otros cereales, en dos de los principales produc¬tores del mundo. El conflicto, al disminuir la ofer¬ta de alimentos, ha provocado un aumento en los precios, que, para los países más pobres del mundo, afectados además por los efectos económicos del CO¬VID, resultan impagables.Qué decir del tercer jinete, la guerra, que ha hecho un espectacular reentre, con el citado conflicto, que ha opacado otros, de más lar-ga data, por las capacidades militares de uno de sus actores; Rusia. El que se suponía el segundo ejérci¬to más poderoso del mundo en lo convencional, se ha encontrado con una Ucrania firmemente unida en la defensa de su territorio, que ha logrado, no sólo dete¬ner, sino hasta repeler al tan ponderado ejército ruso, retomando incluso algunos territorios perdidos al principio de la gue rra, en el n oreste y e n el sur.
Asistimos al cambio del modelo de conflicto, con la llegada al teatro de operaciones de nuevas armas, como los drones turcos o iraníes, que han tenido efec¬tos devastadores, o el uso masivo de misiles, como artillería a distancia, con los que Rusia ha destruido miles de viviendas, de escuelas y hospitales, además de atacar con ferocidad a la infraestructura eléctrica e industrial ucraniana. Las estimaciones de víctimas del conflicto, tanto entre población civil, como entre combatientes, resultan del todo inciertas, ante la ma-nipulación de las cifras de uno y otro lado, con pro¬pósitos de propaganda. Lo que más se puede hacer, en función de ciertos datos confiables, es una especula¬ción educada. Qué hay cerca de 10 millones de ucra¬nianos desplazados por el conflicto, de los cuales 6’ han sido acogidos como refugiados por muchos paí¬ses europeos, parecería estar más allá d e duda.
Los objetivos de una rápida victoria de las fuerzas ru¬sas no se cumplieron, son bastante evidentes. El que Putin haya debido, pese a sus declaraciones de que tal cosa no ocurriría, llamar a filas a 300 mil reclutas en septiembre, tras sufrir una serie de severas derrotas, tampoco es un secreto, y la inferencia lógica señala que lo hace, para llenar los vacíos que se han produ¬cido en sus fuerzas profesionales.
Ucrania habla de haber causado más de 100 mil bajas rusas, lo que sería una catástrofe mayúscula. Más con¬servador, el jefe del estado mayor norteamericano ha¬bla de 100 mil bajas, entre muertos y heridos, lo cual es impresionante. Es lógico suponer bajas similares, tal vez un poco menores por actuar a la defensiva, entre las fuerzas ucranianas. Hablamos ya de cientos de miles de muertos y mutilados por la guerra. Las perspectivas de un arreglo no militar se las ve muy lejanas, pues Ucra¬nia y Rusia han establecido unas posturas maximalistas que poco o ningún espacio dejan para buscar una solu¬ción diplomática que detenga el conflicto. Siendo el más importante conflicto en curso, en forma alguna es el úni¬co. Yemen y Siria han continuado en sus guerras civi¬les, y en Etiopía el siempre latente conflicto con Tigray y Eritrea se encendió de nuevo, con fuertes combates y numerosas víctimas entre los participantes. El África subsahariana se ha vuelto otro escenario para los mer¬cenarios de Putin, el grupo Wagner, que ha intervenido para favorecer e impulsar los intereses rusos en los re¬cursos naturales de la región. Sus competidores son al¬gunas franquicias de Isis, la organización terrorista que creó un efímero califato entre Irak y Siria hace algunos años, y que sobrevive en África.
LA MUERTE
El cuarto jinete: la muerte, se aprovecha del efectivo tra¬bajo de los otros tres, hallando las mejores condiciones para actuar en unos entornos interactuantes. Mientras la guerra en Ucrania no cese, la presión sobre el precio de los alimentos, por su escasez, continuará afectando a los más vulnerables, y mientras el potente rebrote del COVID en China siga afectando la economía global, al interrumpir las cadenas de suministro de una industria mundial interdependiente, la explosiva mezcla de rece¬sión e inflación continuarán lastrando el crecimiento económico, dando lugar a un retroceso importante en las condiciones de vida de millones de personas, y en sus expectativas de vida.

LOS FANTASMAS
Tras la desaparición de la URSS en 1992, el riesgo de la guerra nuclear experimentó una disminución impor¬tante, pues la Guerra Fría, el modus vivendi que encon¬traron las dos grandes potencias vencedoras en la II Guerra Mundial, Estados Unidos y la URSS, se volvió un “equilibrio del terror” que primó durante los casi 50 años transcurridos hasta el derrumbe soviético, basado en el espantoso concepto de la llamada “destrucción mu¬tua asegurada” por la enorme cantidad de armas atómi¬cas, y la diversidad de vectores para su lanzamiento des¬de bombarderos estratégicos, misiles intercontinentales basados en tierra o en submarinos, que daban a las dos potencias la capacidad de destruir, por radiación, a toda la vida humana sobre el planeta. El conflicto de Ucrania resucitó a ese fantasma, cuando el Kremlin declaró en¬fáticamente que ninguno de sus sistemas militares esta¬ba descartado en Ucrania, amenazado directamente a la OTAN con el uso eventual de armas tácticas nucleares. Varias posteriores rectificaciones y aclaraciones, de poco han servido para que el fantasma vuelva a su tumba, y mucha tinta se ha vertido en referencia a la salud mental de Putin, llegado al caso de una gran derrota en Ucrania, que pudiera motivarlo a usar su arsenal nuclear.

NUEVOS FANTASMAS
El año 2022 fue testigo del aparecimiento de nuevos fan¬tasmas, en la forma de una gran cantidad de misiles de ca¬racterísticas muy variadas, lanzados por el dictador Kim Jong Un, tercero en la dinastía Kim, que gobierna Corea del Norte desde hace 70 años, hacia los mares cercanos a la península coreana, amenazando directamente a Co¬rea del Sur y al Japón. Como era previsible, se desatará una carrera armamentística considerable en ambos paí¬ses amenazados, que buscarán dotarse de medios disua¬sorios que vuelvan poco atractivo el chantaje nuclear de Corea del Norte. Para completar el escenario, el dotarse de los más modernos sistemas de armas, tanto conven¬cionales como nucleares, le permitirá a Corea del Norte convertirse en el futuro cercano, en la segunda potencia militar del mundo. Sus amenazas sobre Taiwán, que pue¬de ser próximamente objeto de un ataque militar para re¬incorporar la isla a China, sobre Japón, por unas islas en disputa, y sobre sus vecinos en el mar del sur de la China, en especial Vietnam y Filipinas, en forma alguna contri¬buyen a bajar las tensiones.

UN RADICAL CAMBIO
Tras la derrota japonesa en la II Guerra Mundial, con el traumático bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, Japón estableció en su Constitución unas limitaciones severas a su fuerza armada, descartando el desarrollo o uso de ar¬mas ofensivas. Tales limitaciones han sido recientemente levantadas, ante las alarmas por las actividades coreanas y chinas.
Japón ha resuelto invertir al menos el 2% de su PIB en el desarrollo de equipos que le permitan disuadir a po¬tenciales agresores. Eso convertirá al Japón en el tercer país de mayor gasto militar en el mundo. Al parecer, Co¬rea del Sur va por el mismo camino, y la agresión rusa en Ucrania ha generado en la OTAN y en la UE, un sentido de alarma profundo ante la percepción de un renaciente imperialismo ruso, motivando a la inversión, de al menos el 2% del PIB en gasto de defensa.
El monto de dinero que al parecer será destinado a gasto militar es descomunal, pues representa al menos el 2% del PIB de las mayores economías del mundo, Estados Unidos, China, la UE, el Japón, Corea del Sur y Rusia, una cantidad inimaginable que se irá a un pozo sin fondo inútil. Una fracción de esa suma resolvería decisivamen¬te el problema del hambre en el mundo, o podría ser la piedra angular de la lucha contra el cambio climático, la amenaza que se cierne de manera inminente sobre la hu¬manidad toda.
El permitirnos caer en esta infame carrera de armas de destrucción, de cara a los dos imperativos señalados, es simplemente una obscenidad y un insulto a la inteligen¬cia, y como es evidente, hacerles el juego a esos cuatro ji¬netes que tan alegremente recorren el mundo hoy.
En este último día de este 2022, es mejor que nos aferre¬mos a las esperanzas por un mejor año, un 2023 que co¬rrija el rumbo y enderece el curso de esta nave en la que todos viajamos. Con ese espíritu y ese anhelo, me permito desear a todos un feliz y próspero Año Nuevo, pródigo en salud y alegrías.
DR. ALAN CATHEY DÁVALOS

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