Los géneros musicales suelen contar con precursores que se ganan el cariño de su gente mediante el talento, melodías y letras inolvidables. En el caso del bolero, Alci Acosta es uno de sus mejores representantes.
Hace unos días se hizo conocida la noticia con respecto a la despedida de este ícono musical de la industria. El artista se retirará a sus 83 años de los escenarios, debido a recomendaciones de sus médicos. Ellos insisten en que Acosta debe contar con un ritmo de vida “más pausado”.
El anuncio generó todo tipo de comentarios de seguidores del colombiano que, a pesar de los años, se ha impregnado en varias generaciones musicales como un artista que cualquier estudiante debe seguir, y cualquier persona, sin importar la edad, escucha sin descanso.
Alcibíades Alfonso Acosta Cervantes o tal cual ‘Alci Acosta’ nació en 1938 en Soledad, Atlántico, Colombia. En plena adolescencia decidió partir a Barranquilla, donde aprendió a tocar piano, y colaboró gracias a su talento, en algunas agrupaciones musicales de la ciudad.
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En 1965 el colombiano decidió dejar las agrupaciones a las que pertenecía para arrancar su carrera como solista. Su disco debut fue titulado ‘Son recuerdos’, llegando a interpretar dúos musicales junto a cantantes ecuatorianos como Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas.
Dos canciones marcaron un antes y un después en su carrera, ‘Odio gitano’ y ‘Dos rosas’, las pistas llegaron a países como México, Venezuela, Perú y Ecuador, adentrándose aún más en la industria musical latinoamericana, pero más importante, en los corazones de quienes lo escuchaban.
José I. Pinilla, investigador musical, reconoce al ‘Rey del sentimiento’ como un artista “con un afecto contaminante, su pueblo lo ha aplaudido, vivado y victoriado como su gran ídolo, porque les llena ese raro sentimiento de amores perdidos, de noches perniciosas, de hondos pesares y de efímeras alegrías”.
Alci Acosta para la música latinoamericana
Acosta no solo fue autor de diversas pistas que marcaron miles de historias de amor y despecho en la región hispana, también fue el fundador de bandas sonoras que acompañaron incontables noches sin dormir.
Tras haber sido descubierto a sus 36 años dentro de un club nocturno, el intérprete colombiano dejó canciones como ‘La copa rota’, ‘El último beso’ –una canción dedicada a su hija fallecida tras sufrir de un tumor a sus 33 años–, ‘Traicionera’, ‘Si hoy fuera ayer’, ‘El contragolpe’, ‘La cárcel de Sing Sing’, que explotó en las radios peruanas, y muchas más.
Para Pinilla, las melodías del ícono del bolero incitan a la bohemia latinoamericana, a las poesías convertidas en canciones y a las historias plasmadas en instrumentos melancólicos. Razón por la que no solo una, sino aproximadamente seis generaciones, son testigos del talento a flor de piel que Acosta dejó en los escenarios, así como en las zonas testigos de sus composiciones.
Pese a que en el 2008 anunció su retiro musical, el artista logró sorprender la vista de varios al presentarse esporádicamente en algunos conciertos, donde sus asistentes lo recibieron como si fuera la primera vez en escuchar a la representación de la gloria musical de la música melancólica, que después de una larga y rica trayectoria, se despide de los escenarios para un merecido descanso.