La galaxia espiral NGC 628, también conocida como Messier 74, galaxia del Abanico o incluso ‘la galaxia perfecta’, por sus brazos enrollados, ha sido retratada por muchos telescopios en tierra, como así también por los espaciales Hubble o Spitzer.
Pero cualquier imagen previa de esta espectacular galaxia no se compara con la recientemente obtenida por la última joya de la NASA: el telescopio espacial James Webb, que está dando sus primeros pasos en la observación del Universo y asombra día a día a los especialistas.
No fue la NASA ni sus socios como la Agencia Espacial Europea quien ha desvelado la inédita imagen. Fue Gabriel Brammer, un científico danés que ejerce como profesor en el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. Y lo consiguió procesando los datos públicos del James Webb, accesible para cualquier persona del mundo.
El pasado 12 de julio la NASA no solo difundió las cinco imágenes que todos pudimos ver, sino que también puso a disposición de la comunidad científica toda la información obtenida hasta ahora por el telescopio y sus cuatro instrumentos. Y, al parecer, entre todos estos datos se encontraban tres conjuntos diferenciados por distintas longitudes de onda tomados en el infrarrojo medio. A partir de ellos, Gabriel Brammer ‘tradujo’ a rojo, verde y azul, combinándolos para producir la imagen que ahora vemos.
Brammer ha creado esta imagen de la galaxia Messier 74 o NGC 628 a partir de los datos sin procesar de tres de los filtros del instrumento MIRI (instrumento del infrarrojo medio en sus siglas en inglés) y ha dejado a los astrónomos sin palabras una vez más. El propio Bremmer acompañaba la imagen con un escueto “vamos a ver lo que el JWST observó ayer… oh, dios mío”. La científica Janice Lee — del Observatorio Gemini — tampoco podía ocultar su asombro ante la capacidad del telescopio espacial: “Estamos bebiendo de una manguera de bombero”, escribió en Twitter.
Allison Kirkpatrick, profesora de astronomía de la Universidad de Kansas, ha publicado una fotografía comparando la foto del James Webb con otra del telescopio ‘Spitzer’ a la misma galaxia. La diferencia de definición es abismal a favor del Webb.
Esta galaxia espiral es uno de los objetos favoritos de astrónomos profesionales y amateur de todo el mundo porque su eje vertical es perpendicular al plano de observación terrestre. Su eje vertical es perpendicular al punto de vista terrestre, lo cual le convierte en un objeto del cual se puede sacar información casi infinita. Es como ver a una persona de cara y no de perfil, que escondería parte de la información de su cara, por ejemplo.
Esta visión la convierte en un pozo de información sin fin, según dicen los astrofísicos, ofreciendo una visión sobre la formación de sistemas estelares en diferentes puntos de los múltiples brazos de esta psicodélica galaxia, que giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Este nivel de detalle abre la puerta a un nuevo entendimiento del cosmos, con nuevos datos que ayudarán a producir una visión del universo más cercana a la realidad.
NGC 628 se parece mucho a la Vía Láctea si pudiera ser fotografiada desde arriba. Las anteriores imágenes ya habían revelado esta estructura con anterioridad. Sin embargo, el Webb revela elementos ocultos, como una composición química única de las nubes de polvo, que se forman principalmente de moléculas grandes llamadas hidrocarburos aromáticos policíclicos y que le dan ese tono violeta.
Estas moléculas solo emiten longitudes de onda de luz específicas, por lo que cuando Brammer mapeó las tres longitudes de onda en rojo, verde y azul, había muy poco verde. Las emisiones rojas y azules restantes, cuando se combinaron, formaron un color rosado-púrpura.
“A pesar de que el telescopio es un gran recurso, también hemos realizado mejoras similares en la tecnología para procesar los datos y distribuirlos de manera que cualquiera, desde astrónomos hasta no expertos, pueda explorar los datos de esta manera”, sostuvo Brammer. Los científicos ya han notado algunas particularidades de la icónica imagen: el centro del vacío es diferente a lo que se había observado anteriormente, por lo que podría indicar procesos físicos desconocidos. Los astrónomos aseguran que esta imagen podría tener la clave de cómo se produce y se distribuye el polvo en las galaxias.