DESDE EL OLVIDO (Por Jacinto Salas Morales)

Opinion

En días como estos, hace 150 años, la preocupación, el bullicio y hasta la ilusión, constituyeron el quehacer diario de los moradores de Santa María de La Esperanza. Poblado temporal, pequeño, constituido por frágiles barracas entre las que no faltaban la iglesia, el hospital, recintos destinados a cabildo, escuela, oficinas para atender a los ciudadanos. Casas de barro y bahareque, chozas para protegerse de las inclemencias del clima levantadas en los llanos de Monjas. En ellas habían sobrevivido en medio de estrecheces y pobreza los poco más de 500 pobladores de la bella Ibarra que no sucumbieron en el trágico terremoto del 16 de agosto de 1868.
Desde el 15 de abril de 1872 vivían horas de ilusión e inquietud. Después de tres años había que cumplir el decreto del 13 de julio de 1869 del Jefe Civil y Militar, García Moreno: “reedificar Ibarra en su propio suelo”, ratificado por el pueblo el 18 de marzo de 1870 y posteriormente por la Legislatura.
El 10 de abril de 1872, Juan Manuel España dispuso el traslado de todas las oficinas “a la ciudad de Ibarra”. El 23, el Ministro Francisco Javier León aprobó ese traslado y “el interés por la reedificación de la nueva ciudad”. La semana fue de fiesta.
El 28 de abril Ibarra fue bendecida, se celebró una misa de acción de gracias por “la nueva instalación”.
El sesquicentenario del renacimiento de Ibarra, se debió recordar este año. Pero el Municipio prefirió el olvido.
salasjacinto@yahoo.com
24/04/2022

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