Imbabura, al ser considerada como Geoparque Mundial de la UNESCO, es el centro de atención de los organismos de cooperación internacional. Sin duda, esta denominación significa un valor agregado para que sea mayor el interés de entregar apoyo para el desarrollo de proyectos que significan bienestar en diferentes áreas. Y esto acaba de ocurrir en los últimos días. Desde la Prefectura, dirigida por Pablo Jurado, se ha confirmado el financiamiento del Fondo Ítalo Ecuatoriano para el Desarrollo Sostenible (FIEDS) para la ejecución del Proyecto Biocorredor Andes Norte: Conectividad para la Resiliencia de los Paisajes Andinos.
Sin duda, una buena noticia, no solo para Imbabura sino también para otras provincias vecinas, en este caso, Carchi y Pichincha, territorios que también pasarán a formar parte de una alianza estratégica durante la ejecución del proyecto que tendrá una duración de 3 años, a partir de la firma del acuerdo que de paso al financiamiento extranjero, comprometiéndose además una contraparte de los organismos solicitantes: Cooperación para el Desarrollo de los Países Emergentes, COSPE, de Italia; la Corporación de Gestión y Derecho Ambiental, ECOLEX; y los GAD provinciales de Imbabura, Carchi y Pichincha.
En total, el proyecto contará con un financiamiento de 2.033.486 dólares, incluido el IVA, siendo el mayor aporte el del FIEDS, que llega a la cifra de 1.749.086,41 dólares. El resto de fondos corresponde a la contraparte de las entidades aliadas. Así, el total muestra una cifra significativa para emprender acciones que contribuirán a la resiliencia de los paisajes bioculturales andinos, mejorando la conectividad e impulsando la gestión sostenible de agroecosistemas frente un escenario de cambio climático.
La presente iniciativa busca constituir un corredor de conectividad, comprendido entre las provincias de Carchi, Imbabura y Pichincha (Biocorredor Andes Norte – BIAN), en amparo de las disposiciones del Acuerdo Ministerial MAE-2020-019, de 22 de mayo de 2020, emitido por el Ministerio del Ambiente y Agua, (MAAE). Esta área de conservación está pensada como una estrategia que permita el ordenamiento y planificación territorial, orientada hacia la restauración de paisajes, que cumplen funciones ecosistémicas importantes para la vida y desarrollo de las comunidades locales y pueblos indígenas (CLPI) que favorezcan la conectividad ecológica, como un medio para la construcción de paisajes resilientes.
Este enfoque se integrará a un conjunto de acciones que generarán un escenario adecuado para la gestión del corredor, como la incorporación de áreas locales bajo esquemas legales de protección; el establecimiento de una plataforma de gobernanza multi actor como un espacio de coordinación que apoye y fortalezca el establecimiento de condiciones habilitantes para la gestión del Biocorredor; restauración ecosistémica de áreas degradadas basado en el criterio de conservación de la biodiversidad y conectividad; y, el mejoramiento de los medios de vida y producción sostenible. Todo esto para mejorar la capacidad adaptativa de las poblaciones locales, asegurar la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático y la provisión sostenida de servicios ecosistémicos.
Estas acciones apoyarán el fortalecimiento de capacidades técnicas institucionales, de las comunidades y pueblos, a fin de conformar un modelo participativo de manejo de los recursos naturales, enfocado en la conservación, restauración, sistemas de producción sostenibles y capacidades adaptativas para reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia. Las buenas prácticas, modelos y herramientas que se implementarán en las tres provincias serán sistematizadas, analizadas y socializadas en otras, para ser replicados en territorios con condiciones y problemáticas similares.
Se plantean varias actividades que permitan asegurar la conservación de los páramos y bosques andinos, tomando en cuenta que en el territorio, conformado por las tres provincias, confluyen varios grupos humanos. Los actores principales y beneficiarios son las comunidades y pueblos indígenas que se encuentran agrupados en organizaciones de base, de segundo y de tercer grado. Estos grupos participarán directamente en actividades de protección de las cuencas hídricas, en acciones de restauración activa y pasiva fomentando la conectividad ecosistémica. Se implementarán sistemas agrosilvopastoriles que mejoren los sistemas de producción, implementarán de actividades de turismo comunitario que dinamicen la economía y que permitan disminuir la presión sobre los ecosistemas.