La comunidad Palmira, ubicada a 21 kilómetros del centro poblado de la parroquia Lita, cantón Ibarra, cuenta con un camino mejorado. Esto, gracias a la Prefectura de Imbabura. Es que en los últimos años, durante la administración del prefecto Pablo Jurado, la situación de abandono cambió radicalmente. La localidad apartada, en donde reside la nacionalidad awá, recibió atención oportuna, especialmente, en el área de la vialidad.
Gracias a esta acción, este territorio cuenta con un puente moderno que fue construido en el año 2016, mediante una inversión de 382.358 dólares. A más de ello, el organismo abrió un camino y lastró 45 kilómetros de longitud del tramo entre Lita – La Colonia – Río Verde Bajo – San Francisco y Palmira, con lo cual hizo posible que el traslado a la zona sea más rápido, pues ahora los vehículos pesados, especialmente, ya puedan arribar directamente hasta las distintas comunidades.
Los trabajos de lastrado fueron inaugurados por el prefecto Pablo Jurado, en medio de la alegría y satisfacción de los habitantes, que una vez más celebraron la presencia institucional en el desarrollo, que antes les era ajeno. “Hemos llegado hasta aquí para entregar una obra que consideramos importante para que la gente pueda vivir en mejores condiciones”, dijo la autoridad de la provincia.
Subrayó que desde que tiene la oportunidad de dirigir el destino de Imbabura, en la Prefectura trazó un plan enfocado a atender las necesidades de los moradores de este sitio, consciente del abandono que sufrían y de la falta de obras importantes, entre ellas, de vialidad. “Decidimos invertir en esta tarea, sin importar que aquí existan pocos habitantes. Lo hicimos convencidos que, al igual que en las ciudades, es justo invertir para hacer realidad el progreso”.
El lastrado de los 45 kilómetros, que atraviesa los distintos caseríos permite que ahora sea más fácil la movilización. Los agricultores que dedican su tiempo al cultivo de caña de azúcar, papaya, tomate de árbol, naranjilla, caña de azúcar, entre otros productos, ya no tienen que caminar largos trechos durante 6 y 8 horas, en medio de la espesa vegetación, para dirigirse al poblado más cercano, Lita, en donde comúnmente realizan actividades de comercio y gestionan atención de las entidades públicas.