Por Fabián Corral B.
No es la derecha, ni el centro, ni la social democracia, ni el liberalismo. Es el pais, es la razón, la madurez de la gente que votó en las peores condiciones, desafiando el riesgo del contagio, quizá viviendo la incertidumbre del desempleo, los dramas de la enfermedad. Votó por un bandera, la tricolor que nos cobija, votó por el mensaje de la unión y del encuentro; contra el odio, la venganza y el veneno de la corrupción
Ahora nos corresponde a todos interpretar bien ese voto, entender el mensaje de un país agobiado y esperanzado. Nos corresponde a todos asumir el reto de ser, de verdad, demócratas, ciudadanos, militantes de la verdad y de la responsabilidad, trabajadores integrados en el equipo de la solidaridad, de la colaboración, de la idea de que es, en cierta forma, la hora de todos, la del ejercicio responsable de la libertad: Que es la hora de la colaboración, de la mano abierta y no la del puño levantado.
Es la hora de mirar con objetividad que buena parte de los indígenas y de los hombres del campo eligieron esa opción, y que al elegirla construyeron también para todos este aire de humanidad y tolerancia que se comienza a respirar.
Es un desafío, un inusual desafío, y es también la oportunidad para vencer la pandemia, para renovar a Quito, para rescatarlo; para que sea la honorabilidad el signo, la transparencia el estilo, la responsabilidad el aval de la libertad.
Para que todos seamos mejores, que renazcan las ilusiones, la fe perdida, y que pasemos del desasosiego a la esperanza, que traslademos, otra vez, la tricolor del estadio a cada casa, a cada balcón, a cada conciencia
Ahora comienza esta historia y hay que trabajar sin desmayo: es la oportunidad que está liderando un hombre, y no podemos defraudar ni a ese hombre que logró interpretar este instante crucial, ni a este rincón nuestro, ni a este sitio de encuentro y de abrazo que es el Ecuador